Para saber mirar hay que aprender a apreciar pero antes que nada se deben abrir los ojos.

lunes, febrero 27, 2012

Lara


Otra vez. Otra vez la casa inundada de gritos. ¿Esperanza? No queda, ya no van a parar, le agarraron el gusto, no lo van a olvidar. Van en aumento, más fuerte, más fuerte... ya empezaron, se unieron los golpes a la música desesperada. Tenía que huir, alejarse de esa casa, esa llena voces a demasiado volumen y cuerpos maltratados.
Se levantó de la cama y bajó las escaleras. La cocina... quería el vodka pero había que atravesar la batalla campal. Entró a la cocina, pasó por detrás de su madre, una pequeña puerta, la botella, salir. Ni siquiera se habían dado cuenta de su presencia, a ella no le importó. Eso le había facilitado muchas cosas durante mucho tiempo.
Abrió la botella y comenzó a tomar mientras bajaba por la calle mal iluminada en que se encontraba su casa. Hablaba por teléfono, por supuesto, con su mejor amigo y ocasional amante. Colgó y recordó a sus padres. Sus peleas eran cada vez peores, hacia unos minutos que habían comenzado a discutir, su madre tenía ya el labio partido y a su padre le quedaría el ojo morado por un buen tiempo. Quien sabe que otras heridas tendrían mañana a la mañana.
Ya tenía media botella en su organismo y se había cruzado con varios traficantes y prostitutas cuando su amigo apareció.
- Te tardaste - dijo con una sonrisa, diablos, de verdad quería a ese chico. Tal vez se estuviera enamorando... No, por supuesto que no, ella no se enamoraba.
Subió al auto en el asiento de conductor y su amigo fue hacia el de acompañante.
- Lara eres muy exigente, ¿eres consciente del camino que tengo que hacer para llegar hasta aquí? Te mereces un lugar mejor para vivir.
- Ricky cariño, callate ¿quieres? Esa distancia puede ponerse en menos de cinco minutos.
- Claro, si sobrepaso el límite de velocidad y manejo como tú no habría problema.
Rieron, siempre estaban distendidos sin preocuparse demasiado por nada.
Lara era bonita, de estatura promedio. Con el cabello castaño-pelirrojo lacio recogido en una coleta alta dejando mechones cortos al lado de su rostro y el flequillo que casi tapaba uno de sus hermosos ojos. Siempre vestía ropa ajustada, elástica y oscura que le permitiera libertad de movimientos. Tenía una cicatriz en su labio inferior de casi dos centímetros de longitud. Se lo había cortado en una "pelea de gatas". Su piel estaba uniformemente bronceada y era fría y suave al tacto.
Ricky era alto, de músculos marcados pero no musculoso. Tenía el cabello negro con algunos rulos y bien cuidado. Su ropa era cara e informal, camisetas, pantalones ajustados y zapatos deportivos estilo skater. Su piel clara pero no pálida era siempre cálida.
- ¿Hoy quieres correr?
- Si te parece bien que corra con media botella de vodka encima entonces lo haré - contestó ella ofreciéndole la botella. Él la aceptó y comenzó a tomar.
- ¿Crees que podrías ganar sin matarte ni meterte en algún lío?
- Es relativo.
- Creo que mejor rompemos las reglas juntos. Acelera este bebé y tengamos una fiesta privada.
Ella río un rato mientras aceleraba y doblaba las esquinas con bruscos frenazos.
- Tú sabes más que yo en eso de las fiestas privadas.
Y así, ella tuvo esa noche una escapada de la realidad. Hacía años que se había vuelto adicta a la velocidad. Antes, robando el auto de su padre, pero no llegaba tan alto en el velocímetro como el auto de Ricky. Un auto caro y tuneado. La otra cosa que le garantizaba irse del mundo que la rodeaba era el sexo.
Para eso había tenido a otros de sus amigos antes de conocer al chico que la acompañaba casi todas las noches desde que se conocieron.
Hoy no tenían ganas de eso así que simplemente se quedaron semi-desnudos en el asiento de atrás, con la respiración agitada y la piel lo más cerca del otro como era posible.
- Lara... - comenzó él con la mirada perdida mientras acariciaba su cabello con suavidad.
Ella se acomodó sobre él, una mano sobre su pecho, la otra encima por encima y el mentón como cúspide. Lo miraba curiosa y feliz. Él concentró al fin su mirada en ella.
- No me mires así - dijo sonriendo. - Me distraes.
A modo de respuesta ella inclinó un poco su cabeza y luego volvió a su posición anterior.
- Lara ¿qué sientes por mi?
- Te quiero, eres mi amigo, te aprecio como tal, - dudó un segundo - tal vez un poco más que al resto - se alzó de hombros.
Había mostrado una apariencia tranquila pero la felicidad en sus ojos había desaparecido, solo quedaba la curiosidad. No le gustaba el tema, ella misma se estaba cuestionando sus sentimientos hacía él y había forzado su voz para parecer sincera y despreocupada. Al escucharse se había sentido mucho más segura pero aún no era suficiente.
- P-pero ¿tú no me amas ni nada?
- No, yo no puedo amar a hombre sobre la Tierra, lo sabes.
Él suspiró con fuerza, sintiendo el calor de su cuerpo pegado al suyo, la suavidad de su cabello en la yema de los dedos.
- Lo se, tu solo amas la velocidad y la libertad, siempre ha sido así.
- ¿Tú me amas?
- No se para qué responder a esa pregunta, nunca he saciado tu curiosidad con palabra y no voy a empezar ahora. Si te digo que sí me arriesgo a que nuestra relación cambie, si te digo que no me arriesgo a romper tu corazón de alguna rebuscada manera que solo puede ser comprendida por una mujer, lo que conllevaría a que nuestra relación también cambie. ¿Para qué querría contestar? ya sea la verdad o la mentira.
Ella se quedó pensativa, había comprendido, no en sus palabras sino en sus ojos que no habría otra chica como ella misma en el corazón de ese chico. Lo abrazó apoyando su cabeza en el fuerte pecho y escuchó su corazón que se iba tranquilizando poco a poco ya casi normalizado.
Ya estaba sumida en la bruma que viene antes del sueño. Pensaba, pensaba tanto en como se sentía. Los ojos de Ricky habían tocado una zona de su corazón que nadie más había alcanzado. ¿Era eso que sentía amor por él? Si lo era ¿sería capaz de aceptarlo y decírselo?
Presionó aún más fuerte su abrazo e inspiró con fuerza.
- Sí - dijo.
- ¿Sí qué?
- Err... que sí, sí te amo... - dijo ella en una exalación.
- Yo también - dijo él, ambos sonrieron y ella perdió contra el sueño quedando en un profundo trance abrigada por el cuerpo de él.


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4 comentarios:

  1. ¿Lees? porque esto estuvo muy bien, en serio. Bueno, no soy critico profesional, pero a me interesó. Espero que sea una novela por entregas; me resultó interesante y me gustaria seguir conociendo sobre la historia. p.d: fui tu visita numero 666... Maldito sea el Diablo xD
    Saludos, Amy :)

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  2. Siiií soy una gran lectora, ya me lei todas tus entregas!
    No creo que haga mas de esta historia, fue algo que se me ocurrió y lo escribí aquí. Estoy escribiendo un par de novelas con unos cuantos capítulos pero no soy muy constante en cuanto a escribirlas. Podría subir algún resumen para comentar de que van las historias...
    =O mi visitante nú mero 666!!! GENIAL!!
    Saludos para ti también

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    Respuestas
    1. No, no es genial ser el 666 xD
      Que pena que no hagas más capitulos de esta historia. Me interesó. Bueno, espero que pronto subas los resumenes de lo que escribes. Saludos, cuidate.

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    2. Jajajaj creeme sí es genial!!
      Puse la encuesta, si varias personas lo quieren puede que haga alguna continuación....

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